Relato #3

Finalmente, era una persona normal, había encontrado mi primer trabajo a mis 28 años. Quizá demasiado tarde para la generación de mis padres (generación baby boomers) quienes iniciaban durante su juventud a trabajar.

Reconozco soy parte de la llamada generación "X", que pudimos estudiar incluso hasta la Maestría sin tener que trabajar llegando así a la edad adulta sin experiencia laboral pero con la facilidad de ocupar un mejor puesto después. Con más opciones de vida y la posibilidad de elegir la maternidad.

Era la primera vez que trabajaba aunque unos meses antes había colaborado con un Arquitecto quien me había echado la mano mientras encontraba trabajo (después de mi primer escape a la aventura descrito en el relató #2), a quien le estoy eternamente agradecida ya que es una persona muy humana y aprendí en poco tiempo mucho.

Él trabajaba como docente en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y era Asesor del Jefe de Gobierno de la Cuidad de México en esa época (quien actualmente es nuestro Presidente de México Andrés Manuel López Obrador) quien ejercía cómo investigador en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI).

Mis tareas principales eran hacer reseñas de libros y asistir a todas las conferencias sobre la temática del Agua y la Ciudad (para un libro que él estaba escribiendo). No tenía horario, bastaba comprometerse con el trabajo y cumplir los objetivos. Lo cual me pareció maravilloso y responsable en el mundo de los adultos (nunca más experimentaría algo así en mi corta vida laboral).

También le ayudaba a verificar físicamente el avance de la obra del segundo piso del periférico. Una obra mejestuosa para resolver el problema del tráfico, ya que desde la década de los 80's cuando fueron construídos los ejes viales no se había construido nada más y el regazo vial causaba muchos congestionamientos y limitaciones a la mobilidad.

Sin duda, lo que más recuerdo es cuando lo acompañe a una reunión  con los representantes de varias Secretarias y algunos actores sociales donde se ejercia la toma de decisiones.

Poco tiempo después supe que necesitaban profesionistas especializados en temas ambientales, así que sin pensarlo dos veces viaje a esa ciudad donde me entrevistaron, deje mi currículum vitae y al poco tiempo fui llamada a ocupar un puesto eventual.

Así termine mi juventud, con todo lo que implica -instrucción, rebeldía, aventura, aprendizaje, noviazgos, experiencias, estudio, danza, etc.- y empece mi edad adulta trabajando en un instituto reconocido en una nueva ciudad.

Era la primera vez que me movía en el mundo de los adultos y a mis 28 años me sentía emocionada de coolaborar en una área dedicada al Medio Ambiente.

Nunca olvidare cuando entre la primera vez y al verme todos se quedaron sorprendidos ya que esperaban a una Maestra y seguramente debido al imaginario colectivo esperaban ver a una mujer con más edad.

Me sentía honorada de ser egresada del Colmex y estaba preparada y pronta para lo que seguía. Al igual que en mis estudios, en el trabajo era modesta, dedicada, disciplinada y entusiasta.

Debo reconocer que mi única dificultad era concentrarme y acostumbrarme al rumor de una oficina donde trabajábamos cientos de personas en una misma área, yo era habituada a estudiar en bibliotecas y el silencio era un lujo que no me podía permitir, por ello acumule muchas horas extras, ya que con frecuencia prefería quedarme por las tardes a escribir y a menudo me llevaba material para leer a mi casa.

Era la más joven de todos y la única con una especialidad en la temática ambiental ya que era una esfera reciente. Lo que me daba lo oportunidad de aportar y decidir que tema quería investigar (mi función principal).

Así empece mi vida laboral, tenía finalmente un puesto importante (ganaba más de 1500€ en el año 2004), pero sinceramente me sentía igual a todos quienes me veían con admiración y apreciaban por mi forma de ser simple y entusiasta (que para mi era lo más normal ya que había crecido en una familia de clase media feliz y con valores y había sido educada con respeto e igualdad). 

No podía creerlo estaba finalmente investigando, amaba lo que hacía y me gustaba compartirlo capacitando a mis compañeros de área.

E incluso junto con un Subdirector a quien le pedí lo hiciera a su nombre, por eso de las jerarquias logramos que Naciones Unidas viniera a darnos un curso de indicadores ambientales al Instituto, abierto a otras instancias gubernamentales y académicas.

Cuando concluyó tristemente uno de los investigadores y representantes de la Cepal, mencionó que era la última vez que se daba ese curso porque la Onu no tenía más presupuesto y la prioridad seguía siendo resolver la guerra y la pobreza.

Siempre he pensado que es necesario haber un equilibrio entre el trabajo, tu vida personal y tu tiempo libre.

Así sin excepciones el fin de semana lo dedicaba a mí, era la primera vez que vivía sola -sin compartir- y sin excepción salía todos los fines de semaba, puentes y vacaciones a viajar fue como conocí gran parte de mi pais, aunque debo reconocer me parecía muy poco tiempo en comparación de lo que invertia en trabajar para la sociedad. 

Recuerdo que de niña, cuando pensaba que sería de grande creía se estudiaba y elegía una carrera para contribuir a la mejora de la sociedad. 

Me sentía libre de elegir que hacer en mi tiempo libre el cual lo dedicaba principalmente a explorar un nuevo lugar, conocer una nueva comunidad, una playa, visitar un museo, ir a ver cine de arte (ya que nunca me gustó el comercial) y escuchar a la sinfónica los viernes con mis tíos.

Estaba verdaderamente satisfecha, de lo que hacía y era bien remunerada económicamente por ello, aunque recuerdo que no quise comprar absolutamente nada y rente una casa amueblada cerca de mi trabajo a solo 5 minutos para llegar en bici o caminando para no contaminar.

Compre solo una lavadora y un televisor que nunca veía así que a la primera ocasión que alguien (y fue mi papá), me dijo que grande pantalla le conteste te la regalo no la uso. Nunca cree el hábito de ver tv seguramente y esa es mi hipotesis: porque soy gemela y para quien no lo sabe tener una hermana de tu edad es garantía de felicidad sin aburrimiento.

Me viene en mente cuando mi padre me aconsejo comprar un coche nuevo y mi respuesta fue cuanto tiempo me llevaría pagarlo y conteste demasiado sin pensarlo y hasta Hacienda (el servicio tributario) me mandó llamar cuando vio que en mi declaración no tenía bienes inmuebles a mi nombre con el rédito alto que ganaba y tuve que hacer una carta explicando los motivos por los cuales no había comprado nada y mi dinero lo usaba para viajar.

Ahora que han pasado los años y puedo reflexionar de lo acontecido puedo ver como cada acto y decisión iban modelando mi forma de vida y sin saber me acercaban cada vez más a lo que yo llamo "mi vida en viaje".

Tenía la sensación que endeudándome me ataba a algo (sería impensable para la sociedad estadounidense vivir sin crédito), consideraba al sistema económico mundial carente de humanidad y sin duda alguna siempre he sido una persona no consumista.

Cuando tu felicidad depende de tus valores y tu experiencia no necesitas llenar ningún vacio con cosas materiales. Desde muy joven percibi el consĺumismo como una trampa para la sociedad, nunca me gusto la moda sino buscar la autenticidad y prefería consumir algo que tuviera un verdadero valor como los libros y los viajes. Que una vez vividos y leídos una parte de ellos se queda en tu espíritu por siempre e incluso si los lees varias veces o regresas a ese lugar siempre descubrirás nuevas cosas que te formarán, te nutriran y sin duda te moldarean, te definirán y te enseñaran. Por ello, es de vital importancia lo que consumes.

Cuando viajaba -como nunca me gustó el lujo, aunque me lo podía permitir- buscaba simplemente el confort, la limpieza y la seguridad. Sentía un gran interés en conocer las familias locales y su comunidad y generalmente buscaba lugares donde los propietarios fueran gente a quien pudiera ayudar y estaba muy atenta en donde dejaba mi dinero.

Eso si, por hábito y porque no sabía cocinar aún comía casi siempre afuera ya que nunca había estado cerca de la cocina un poco por feminista pero sobre todo porque mi formación académica y artística hacían que pasará muchas horas fuera de casa y siempre comi en los comedores de la escuela y llegaba a cenar lo que mi madre había ya preparado. Durante la universidad comía en el comedor y en el Colmex teníamos un excelente comedor con bufet de ensaladas, frutas y todo tipo de platillos de altísimo nivel donde incluso se indicaban las calorias y nutrientes. Ya que la actividad intelectual quema muchas calorías al igual que la actividad física y lo sabíamos.

Recuerdo que lo que más me impactaba de mi trabajo era cuando hablando con mis compañeras y compañeros me contaban que tenían más de diez o veinte años trabajando ahí y debo confesar que en lo más profundo de mi ser pensada yo no sé si quiero algo así, como si una parte de mi tuviera destinado algo diverso que yo ya intuía sin ser consciente del todo.

Cada año realizaba una nueva investigación la cual era entregada a mis superiores y archivada con la subsecuente pregunta y ahora que propones. La primera vez pensé después me harán los comentarios pertinentes y se le daría seguimiento. Sin embargo, esto no paso ni la primera vez, ni a segunda, ni la tercera ocasión tres años después y como el despertar de un placentero sueño me confronte con una realidad nunca antes vista.

Me di cuenta que a casi nadie le interesaba lo que escriba, pensé al menos un día serviría como celulosa para alimentar a las ratas. Había incluso quien se atrevía a acercarse a mi escritorio para decirme no trabajes tanto.

Cuando tuve la oportunidad de ir a presentar una ponencia por primera vez a un Congreso de Población y Medio Ambiente a Chiapas después supe que mi jefa me mandaba porque se le juntaban dos fechas y era evidente no podía estar físicamente en ambas, aunque me dijo: ya es hora de que empieces a dar ponencias también tu. Esa fue la única vez que sucedió. 

Obviamente era yo quien realizaba y preparaba las ponencias para mí superior (que termino jerárquico decir mi superior, pero sería peor mi jefa!) Y era ella quien viajaba, recibía los alagos y presentaba mi ponencia. 

Cuando regrese del único viaje que hice para presentar mi ponencia (una experiencia reconfortante), cómo era natural (en la concepción de mi familia honesta), pensé en regresar parte del dinero que me había sobrado de los viáticos, ya que pensé ese dinero servirá al área de Medioambiente para que al igual que yo alguien más puediera viajar, sin embargo, fui vista mal, ya que nadie regresaba nunca dinero.

El área de Medio Ambiente viajaba por todo el mundo bueno mi jefa y el director. Nunca logre saber que se discutía ni pude obtener información de los innumerables congresos internacionales a los cuales asistían y cuando pasaba a hablar con el Director para preguntarle que había pasado en tal evento mi jefa se indignaba por que no respetaba las jerarquías y le debía informar a ella primero y pedirle permiso para poder hablar con él. De cualquier forma la respuesta era siempre ahora estoy muy ocupado después hablamos, cosa que nunca pasaba.

A pesar de la gran cantidad de horas extras que acumulaba cada mes cuando pedía un día para tener un puente largo ya que quería viajar a un lugar lejano y decía la verdad -en vez de mentir que me enferme como lo hacían casi todos casualmente el lunes- se me negaba la posibilidad. Poco a poco el mundo de los adultos me parecía absurdo, mentiroso y sin escrúpulos.

Otras mujeres por ser madres y estoy en total acuerdo frecuentemente se tomaban los días otorgados para la maternidad pero yo que era la única mujer sin hijos no lo podía hacer, como no podía ir tampoco más de una hora a la biblioteca a trabajar por que físicamente me debían ver sentada en mi escritorio cuando la mayoría danzaba de un lugar a otro sin cesar y desaparecía por horas pero yo que honestamente pedía permiso para ir a una área dentro del Instituto a trabajar me era negado.

Seguramente, para muchos era normal pero para mí que había sido instruida diversamente, había muchos códigos que no entendía en el comportamiento de la mayoría o quizás el contexto burocrático no era para mí.

O tal vez hacía muchas preguntas o mi honestidad era incómoda o mejor dicho había nacido para ser libre.

Evidentemente yo sabía perfectamente que no todos eran así y en el instituto había muchos investigadores que conocía su trayectoria y sé habían dado su vida por el país y uno de ellos era mi tío quien admiraba profundamente. Una persona muy cercana a mí, como cada integrante de mi familia materna que sin duda les debo agradecer lo que yo soy y a quienes debo mi gran parte de mi felicidad.

Mi tío, uno de los primeros demógrafos del país, egreso también de "El Colegio de México" y su calidad humana, talento, humildad, simpatía y trayectoria laboral eran impecables. Sin duda una referencia importantísima para mí.

Siempre ha estado muy cerca de mi familia y en mi infancia fue una figura paterna importantísima junto con otro tío economista y concertista de música clásica, quien falleció muy joven por una insensatez (lo que acabo con la vida de un ser humano extraordinario para el país ya que era asesor de la secretaria de Presidencia y murió debido a una fuga de gas en su recién comprado departamento). Con toda la tristeza, a muy temprana edad cuando tenía cinco años supe que la vida podía terminar en un instante sin preaviso y entonces valia la pena no desperdiciarla en banalidades. 

Fue mi tío el demografo (que en familia nisiquiera lo llamo tío ya que simplemente nos llamamos por nuestro nombre) quien tomo y reveló mis primeras fotografías, a quien escuché tocar bosanova por primera vez y con quién muchas veces iba de vacaciones cuando era niña y nos parabamos en la carretera de noche a observar la vía láctea ya que en la ciudad no se podían ver las estrellas.

Años más tarde, fue él quien me sugirió el día de mi titulación como Arquitecto, al darme un fuerte abrazo, que debería continuar mis estudios y concursar para un maestría o doctorado en el Colmex.

Yo amaba estudiar e investigar y había incluido en mi bibliografía varias publicaciones del Colmex que había leído para mi tesis "la casa ecológica" la cual contenía varios capítulos teóricos de la problemática
ambiental y era basada en la Declaración de Estambul sobre los Asentamientos Humanos y el Programa Hábitat II.

Sin dudarlo me fui un mes a visitar a mi amada abuelita y me puse a resolver y estudiar en su terraza todo el libro de álgebra el Baldor, ya que me vino la idea intuitivamente que estudiar algebra (la cual amaba) sería esencial para preparar el examen de admisión y obtener uno de los pocos lugares para acceder al Colegio de México, el centro de investigación de Ciencias Sociales más prestigiado de Latinoamérica.

Sin saberlo, estaba formando y preparando la parte racional e izquierda del cerebro, la lógica, la capacidad de abstracción, el orden, etc.

También acudí a la Ciudad de México con mí otra tía Doctora en Sociología quien me ayudo, asesoró y preparo para la parte de las ciencias sociales y humanidades y quien como conté en el relato #2 me hospedo después de mi primer viaje a la aventura y considero mi segunda madre.

Álgebra y sociología bastaron para aprobar un examen de admisión donde evidentemente no era la única que prefería estudiar y ser pagada por ello en uno de los centros de investigación más reconocidos del país y tuve que competir con cientos de personas de todo el mundo, pero eso había sido hace varios años atrás y ahora finalmente estaba metiendo en práctica mi conocimiento y sentía una gran responsabilidad y entrega.

Regresando a mi trabajo obviamente, nadie sabía que yo era sobrina de aquel reconocido director ya que teníamos apellidos diversos y yo llegué ahí por mis méritos y fue hasta más tarde que una emergencia me porto al hospital (pero esa es otra historia) y obviamente mi tío se presentó inmediatamente y fue en ese momento que mis compañeros de trabajo se enteraron que eramos familiares.

Amaba mi trabajo, me sentía privilegiada de tener un salario alto, con un horario de burócrata de 8 a 16:30 (con media hora de pausa para almorzar), hacía lo que me gustaba pero una parte de mí se sentía presa y cuando pedí permiso para ir a Italia de vacaciones para lograr que me dieran 3 semanas (que me correspondían por ley) fue toda una odisea, incluso tuve que quedarme las vacaciones decembrinas a trabajar pero fue muy gratificante porque éramos pocos y fue genial podía estar muchas horas en la biblioteca y no tenía esa sensación de ser espiada ya que el director tenía la manía de salir a ver quien estaba sentado en su escritorio o no, en vez de ver quien estaba trabajando o no.

Una vez se me ocurrió hacer la cuenta de cuantos años debía trabajar para tener una pensión donde te jubilabas solo con el sueldo base no con la compensación que era menos de la mitad. Si iba en pensión a los 65 años, tenía que trabajar al menos 37 años menos 3 que llevaba me faltaban 34 anos todavía y me pareció descabellado sobre todo porque apenas tenía 31 años.

¡desmesurado para mí exclame!

Todo marchaba muy bien hasta que un día, la secretaria con una cara nunca vista me hizo señas de que la siguiera al baño, lo recuerdo perfectamente me dijo: el director quiere hablar contigo para decirte que estas despedida y te dará solo un nuevo contrato eventual por tres meses.

No fui la única sorprendida cinco minutos después me llamo el director y me informó muy seriamente: que mi profesión (arquitecto) no entra en el perfil del puesto que ocupas a lo cual replique ¿ y la Maestría no cuenta ? A pesar de que estaba ya informada no podía creer eso estuviera pasando. No lograba concebirlo mi jefa no dijo una sola palabra ni me dio alguna explicación. Mis compañeros de trabajo se solidarizaron conmigo y escribieron una carta a mi favor algo inusual en el sector burocrático donde cada uno actúa individualmente.

Yo estaba en shock no entendía el porque, aún así hice todo lo posible para obtener respuestas. No quería involucrar a mi tío así que preferí hablar con un matemático Asesor del Presidente del Instituto quien conocía mi trabajo y tuve el privilegio de conocer cuando fui relatora de un evento en el instituto. No sé de cierto, cuanto tiempo paso pero nunca pude obtener una cita con él pero logre hablar unos pocos minutos al teléfono.

Más tarde nos mando llamar a toda mi área urgentemente y dijo firmemente: "Me acabo de enterar del caso de nuestra compañera y Maestra (mencionando mi nombre completo) y le guste a quien le guste la última decisión la tomó yo e indicó que yo obtendría mi plaza fija" y no sería más eventual como había trabajado los últimos tres años.

Un gran silencio fue interrumpido por un azotón de puerta cuando mi jefa indignada salió y recuerdo perfectamente las miradas radiantes de mis compañeros y compañeras que obviamente no podían aplaudir pero morían de ganas lo que quedarían por siempre en mi memoria.

Feliz y serena de lo que seguía me fui felizmente al Caribe con mi reciente pareja italiana a pasar unas hermosas vacaciones aunque debo confesar que no fuimos al Caribe como habíamos planeado porque cuando llegamos al aeropuerto (aún no se usaba internet) los próximos vuelos eran al día siguiente a las 6 de la mañana. Así que decidimos pasar la noche en el aeropuerto cenamos ahí y medio descansamos al llegar la madrugada toda zombi cuando me pregunto él del mostrador ¿ A dónde quieren ir ? yo dije playa del Carmen y no Cancún donde se encontraba el aeropuerto más cercano, así el vendedor reitero Ciudad del Carmen (donde si había un aeropuerto) y yo respondí sí. Después los dos subimos al avión y al aterrizar mi pareja al ver por la ventana dijo: esto no es el Caribe y en ese momento el piloto anunció las excelentes condiciones climáticas y agregó Bienvenidos a Ciudad del Carmen, Campeche y así fue como sorprendidos nos miramos y decidimos explorar sin mayor problema un nuevo lugar. Al final de cuentas para nosotros lo importante era viajar había playa y comimos muy bien y hasta pudimos acampar en una playa donde de noche vimos desovar una tortuga caguama.

Cuando regrese a trabajar y baje a la Administración a firmar mi contrato finalmente para una plaza fija no existía tal y nadie supo darme explicaciones, solo había un contrato eventual por los últimos tres meses y lo único que logre hablando con la Directora General (amiga de mi jefa), fue que me diera tres meses de sueldo ya que no tenía derecho ni a una liquidación.

Fueron momentos de impotencia después de todo lo que había pasado donde estaba el respeto a la palabra de un Director General Adjunto que ahora trabajaba en el Banco de México y no iba en lo absoluto ir a disturbar.

Así me convertí en una desempleada más y fue tal mi desilusión que nunca más quise regresar al sector burocrático a trabajar.

Ahora que muchos años han pasado, sé con certeza que dos factores fundamentales cambiaron totalmente el rumbo de mi vida, por un lado mi injusto despido y por el otro el haberme enamorado de un un italiano que amaba viajar.

Pese a mi desilusión, no recuerdo haberme sentido mal seguramente porque para mi era solo una experiencia y tenía un futuro por delante, estaba emocionadisima y evidentemente irme a vivir a Italia era un sueño a concretar.

No tenía idea de que iba a suceder en mi vida, pero ya había probado la libertad y una vez más me sentía plena y estaba dispuesta incluso a correr un riesgo. 

Antes de irme quise hablar con dos personas, la primera obviamente fue mi tío quien me respondió ante mi pregunta de ¿que debía hacer? una respuesta que me sirvió
y aún aplico hoy día. La respuesta solo la sabes tú y agrego sigue lo que te dice tu corazón.

Mi adorable y comprensiva madre seguía respetando nuestro acuerdo y no me dijo nada de mi decisión al igual que mi familia materna que siempre ha respetado mi vida y apoyado incondicionalmente.

La segunda persona que consulte era una persona externa a la familia otro gran investigador del instituto que me respondió: aquí esta todo lo que tengo, aquí esta mi familia y llevo muchos años entregado en vida y alma a este proyecto y ahora que lo pienso comento: yo nunca me cuestione sobre el irme o no, si tu lo haz hecho es por algo y continuo a dónde quieres ir y al responder "a la Toscana" su mirada se iluminó afirmo: que idílico lugar.

Es uno de mis lugares favoritos y si yo a tu edad hubiese tenido esa oportunidad no sé que hubiera preferido. Si se te esta presentando esta oportunidad, sabes que este país siempre te estara esperando con los brazos abiertos.

Así, por cuarta vez decidí mudarme a un nuevo lugar solo que está vez había elegido ir a un nuevo país Italia y sin saberlo aún estaba eligiendo el camino a la libertad y lo que sería mi segunda patria años después.

Y justo en este instante, doce años después estoy escribiendo estos relatos apoyada en este encantador escritorio observando desde mi ventana esos paisajes idílicos de la Toscana por dónde alguna vez Gioto se inspiró y camino.

Y fue así como una decisión importante en mi vida cambio mi futuro, mi rumbo y mi estilo de vida.

Nunca más tuve un trabajo fijo y me convertí así en una viajera incansable pero esa es otra historia para ser libre.




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